De Savannakhet a Pakse: el tiempo de Laos viaja en colectivo
De Savannakhet a Pakse
Dejamos atrás la incansable tranquilidad de Savannakhet y decidimos seguir viaje a Pakse. Todo estuvo muy bien en la estación de autobús, salvo por un detalle: nadie supo indicarnos el horario de salida del micro que iba de Savannakhet a Pakse. Preguntamos por aquí, preguntamos por allá, pero todo parecía estar sometido al ritmo del «no-tiempo» de Laos: un hombre nos dijo a las tres, alguien a las cuatro, una mujer a las cinco, otra persona a las seis.
El no saber los horarios nos convirtió un poco en rehenes de la terminal. El riesgo de irnos era perder el colectivo y tener que pasar por lo mismo al día siguiente. Lo único que podíamos hacer era esperar un milagro o un iluminado que apareciera y nos diera la información correcta.
Como los iluminados no llegaron y los milagros nos dieron vuelta la espalda, decidimos aprovechar el tiempo para marcar territorio y asegurarnos un lugar más o menos cómodo, ya que la opción de las banquetitas se veía un poco incómoda e inestable (y como ya sabemos, los autobuses en Asia casi siempre suelen salir llenos). Mientras tanto, el conductor iba cargando cosas en el portaequipajes (prestar atención a la escalerita en el costado del micro) y sin la ayuda de nadie se las arreglo para subir un lavarropas al techo del vehículo.
Entramos, salimos, comimos algo, sacamos fotos y finalmente, a eso de las cinco, el vehículo arrancó y dejó atrás la ciudad. El viaje de Savannakhet a Pakse fue bastante tranquilo, aunque no pudimos observar mucho del paisaje porque enseguida se hizo de noche. ¿Y qué más queda decir?… La pobrecita de Catherine estaba exhausta, muerta de calor, malhumorada y despeinada. Es que no le gusta mucho esperar en las terminales.