De Pakse a 4000 Islas en autobús: crónica de un viajecito
De Pakse a 4000 Islas en autobús
El viaje empezó bien: una mini-van pasó a buscarnos a la puerta del hotel de Pakse (a dos casas de distancia de la agencia de turismo) y en ella hicimos nuestro primer recorrido breve. Después de andar 15 minutos, llegamos a la «filial central de una agencia de turismo» y allí cambiamos de autobús: uno un poco más grande, lleno de turistas y con casi todas las comodidades (incluyendo, por unos diez kilómetros, una silla de lujo exclusiva).
El autobús llegó a destino y el conductor hizo bajar a los pasajeros cerca de una de las riberas del río Mekong. Medio perdidos en una callecita llena de negocios, nos miramos y, sin decir palabra, nos preguntamos: ¿Habíamos llegado o no? ¿Quedaba algo más por hacer? ¿Era ese el punto final?. Nadie sabía, y mirando todos para todas partes, nos encontramos con alguien que daba órdenes en idioma desconocido y nos exhortaba a seguirlo. Sin dudar, los que estábamos ahí lo obedecimos sin vacilar.
El hombre nos condujo hasta un amarradero de barcos, donde tuvimos que pagar algo (no recuerdo la suma, pero no era mucho) para poder cruzar a las islas. Luego de unos minutos, subimos a una barcaza de madera, con butacas autoajustables de acuerdo a la cantidad de pasajeros.
Una vez lleno, el barco partió. Poco a poco, el continente fue quedando más lejos, y de repente nos encontramos en el medio de un río limoso y de aguas pesadas. Al final del recorrido, nos esperaría -junto con una sensación de estar «apartados» del mundo-, una de las tres islas «principales y habitables» de las 4000 Islas. Sin autos, apenas algunas motos y sin carteles comerciales a la vista (sólo cabañas de madera dispersas a lo largo de la costa), el sur de Laos nos daba la bienvenida.
Nota: Viajar de Pakse a 4000 Islas en autobús es sumanente sencillo.
En el centro de Pakse está «el belga» que vende los tickets y es muy fácil de encontrar. Si no lo encontramos, creo que basta con preguntar, siempre hay alguien que sabe. Supongo que en los hoteles deben vender billetes (o al menos, facilitar alguna dirección). Si bien hay que cuidarse siempre, Laos no es un país donde los visitantes suelan sufrir timos o scams y a la gente le gusta ayudar.