Sodas y soditas
Las sodas de Costa Rica
De Costa Rica me encantaron sus sodas, pequeños restaurantes de comida casera y barata, que se pueden encontrar casi a la vuelta de cualquier esquina. Sin embargo su presencia suele ser tan contundente, que muchas asoman indiscretamente a la vera de los caminos selváticos.

La mayoría están pintadas con colores vivaces, acompañadas de diseños que suelen ser una copia del paisaje o un llamado a las tradiciones. También hay algunas, muy pocas en realidad, que se presentan ante el público casi tan despojadas como llegaron al mundo.

Muchos dicen que aquellas sodas que irrumpen en la selva no quieren ser menos entre tanto colorido natural, mientras que las «soditas de los desiertos» sólo están allí con la intención de sacarle una sonrisa a los arenales. Mientras tanto algunas, como la Soda «El buen sabor», descansan en las estaciones de buses para dar refrigerio a los viajeros, que difícilmente puedan resistirse al plato casero del día.


La casa de la Hormiga
Y como cada soda tiene sus parroquianos, a nosotros nos tocó ser parroquianos de Soda Hormiga. Esta sodita, ubicada en La Fortuna de San Carlos casi a la salida de la terminal de buses, hizo que nos despidiéramos del lugar con un desayuno rico, abundante y -lo más importante- baratito y al paso.
El lugar no tiene paredes -es casi al aire libre- pero nadie las necesita en esas latitudes tan cercanas a los trópicos, donde un techo es suficiente para refugiarse de las lluvias insistentes. La única crítica que tengo es que parece que no abre de noche, así que por ahora sólo almuerzo y desayuno.



Deja una respuesta