Ninh Binh: Camarada Lago – Amigo Pato

Ninh Binh

Ninh Binh está a unos 100 kilómetros de Hanoi, pero el viaje en bus puede durar dos o tres horas. En la mayor parte del camino, hay una autopista -algo maltrecha, aunque autopista al fin y al cabo-,  cuyo  último tramo está todavía en construcción.No encontramos en la ciudad nada especial para el turismo o los visitantes (sólo dos hoteles en la calle principal), aunque existe alguna atracción cercana, tal vez un monumento o un templo, que dos personas -en un inglés muy básico- trataron de recomendarnos. El problema era que se necesitaba algún medio de transporte para ir hasta allí y como llegamos un domingo, el alquiler de motos y bicicletas estaba cerrado. Por eso, no nos quedó otra alternativa que explorar el terreno por nuestros propios medios.

El primer lugar al que llegamos aparentaba -con la figura de Ho Chí Minh saludando contento- ser la municipalidad o algún comité del partido, aunque el traductor de Google sugiere que es la «Casa de la cultura» (que también puede ser la de los escritores y la literatura). La sabiduría del buscador también  menciona que el cartelito rojo  reza «vivir, luchar, trabajar y aprender, siguiendo el ejemplo de los grandes lagos» o bien «vivo, la lucha, el aprendizaje en el gran lago espejo de plata». Es probable que haya un problema con el traductor (suele suceder con las lenguas tonales), o bien puede que lago tenga aquí un sentido poético que escapa a mis posibles  interpretaciones.

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Edificio importante de Ninh Binh

Seguimos paseando por la ciudad, sin ton ni son, hasta que encontramos un puente, un río de aguas estancadas, barcos viejos y un grupo de señoras que aprovechaban para hacer ejercicio, caminando ida y vuelta, incansablemente, a lo largo de la costanera.

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Barcaza descansa en Ninh Binh
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Haciendo ejercicio

Detrás del río, las casas bajas -algunas de estilo colonial- permitían ver la influencia de los franceses. En las calles principales, había otras de varios pisos, tal vez nuevas, tal vez viejas y remodeladas. De mirarlas, surgieron preguntas, difíciles de responder cuando no se habla el idioma local: ¿Eran originariamente casas para una familia transformadas en conventillos? ¿Quiénes vivían antes? ¿Quiénes viven ahora?.

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Casas coloniales de Ninh Binh
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Un pasaje de NInh Binh

Más tarde, nos sumergimos en el mercado vietnamita de casi todas las cosas (*), donde el predominio de verduras y especias aromáticas no opacaba los productos de plástico, las ollas, los electrónicos y demás cachivaches. Un galpón viejo y pasillos improvisados funcionaban como puerta de entrada. No había mucha gente, así que  los vendedores nos dejaban mirar tranquilos y sólo uno se acercó para ofrecernos frutas.Lo más idiosincrático de ese mercado fue, a mi parecer, los patitos vivos que se vendían para la cena. Estaban por todas partes, con las patas y las alas atadas. Además, había grupos de cuatro o seis patos, que amordazados, luchaban para huir de su destino y separarse de sus pares. En algún momento de mi viaje llegué a pensar que, por la cantidad de ejemplares sueltos por todas partes y la cantidad de lagos y lagunitas que se ven en la ruta, la carne de estas aves  era la más consumida en Vietnam. Todavía no lo sé, pero sé bien donde no debo reencarnarme, si en mi próxima vida me toca la suerte de ser palmípedo.

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Uno de los mercados de Ninh Binh
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A la salida del mercado de Ninh Binh

¿Cómo llegar a Ninh Binh?

Desde Hanoi, es muy fácil llegar a Ninh Binh. Sólo hay que ir hasta la estación de autobuses y preguntar por algún bus con destino a Ninh Binh (hay pocos carteles, pero los vendedores están por todas partes, así que alguno te va  a llevar hacia el colectivo indicado). Aquí mi experiencia en dicho trayecto. 

(*) Aclaración: los mercados de TODAS las cosas existen únicamente en China. Lo demás son imitaciones.