4000 Islas de Laos, en el delta del río Mekong
Las 4000 Islas
En el sur de Laos, existe un brazo del río Mekong que se abre para dar origen a las 4000 Islas. Este nombre, bastante curioso, le plantea al viajero dos preguntas: ¿Es verdad que un lugar puede estar disperso en tantos fragmentos? ¿Es posible que un lugar sea la suma de de 4000 realidades diferentes?.No hay, en principio, respuesta certera para estas dos preguntas.
Las 4000 Islas es un lugar disperso en miles, pero también es un punto donde están presentes miles de lugares. Su paisaje, o la coraza que lo recubre, bien podría ser el laberinto de aguas limosas conocido como «el delta» (en el río Paraná), o cualquier otro lugar de América donde dominen la selva y los ríos. Sin embargo, su interior no deja de recordarnos que nos encontramos un poco en Asia y otro poco en todas partes, ya que las voces de Cataluña (el catalán debe ser el segundo idioma más hablado en las islas) y la música de reagge de las cabañas para turistas se mezclan con los sonidos del paisaje y con lugares ajenos a toda presencia humana.
Llegada a 4000 Islas
Apenas bajamos del bote que nos acercó a la isla, nos encontramos con una línea de casas de madera, dispersas sobre la costa. Sentado en la rambla, había un turista español que nos dio algunas indicaciones: la mayoría de las cabañas que se ven son para alquiler, y generalmente son más baratas cuanto más lejos se encuentran del embarcadero. Así que sólo quedaba caminar, preguntar y encontrar algún alojamiento.
Cosas para hacer en 4000 Islas
En las 4000 Islas, hay varias actividades pagas (que no puedo recomendar, porque no las hicimos): paseos guiados en canoa, avistaje de los delfines rosados del Río Mekong (parece que sólo habitan por allí) y excursiones varias. También hay un restaurante-comedor que a toda hora del día proyecta películas (las últimas en cartel), en un T.V. a todo volumen. Creo que no hay necesidad, pero a veces hay quienes se cansan de tanta naturaleza, porque siempre hay alguno que, -sentado cómodamente sobre su mochila-, disfruta de películas de la calaña de «El hombre de acero».
La otra opción es alquilar una bicicleta (aproximadamente un dólar por día) y salir a recorrer las islas. De esta manera, se puede observar la parte más recóndita y más secreta, aquella donde todavía se utiliza el arado manual y donde los bueyes miran a los visitantes con cara de pocos amigos.