La torre de los casamientos
Mientras estaba en Kazán, varias veces había pasado por una torre de arquitectura ecléctica, que por alguna extraña razón me recordaba a China. La torre, plantada en esa línea imaginaria que divide el casco histórico de la parte residencial, se erguía silenciosa ante una ciudad que en los últimos diez años se desarrolló -según sus habitantes- de manera bastante vertiginosa.

Imaginaba cualquier uso posible, menos el que en realidad tiene, ya que es «la torre de la gente que se casa». Parece que es -tradición firme acuñada en los últimos años- el lugar obligado donde los novios deben tomarse alguna foto antes de casarse. De yapa, parece que trae bastante suerte.


Sin embargo, los que no se quieren casar pueden pasar, subir por las escaleras claustróficas y disfrutar la de la terraza y de vista panorámica de una ciudad que reúne tradiciones y alfabetos disímiles.
