Probando comida árabe en Mánchester: la «Curry Mile»
La «Curry Mile» de Mánchester
Estuvimos tres días en Mánchester y como fuimos a un evento, casi no pudimos visitar los lugares interesantes en la ciudad. Sin embargo, a la hora de la cena, casi de casualidad y porque la vimos desde el colectivo, pudimos conocer la famosa «Curry Mile».
Su nombre -en español «la milla del curry»- no es en vano, ya que unas tres cuadras se aglutina una cantidad impresionante de restaurantes árabes y de oriente medio, tantos que si no fuera por las patentes de los autos y algún hincha perdido del Mánchester United, uno podría olvidarse de que está en Inglaterra.
Pero no sólo de restaurantes vive la «Curry Mile». Allí también se pueden encontrar tiendas de trajes tradicionales de arabia y la india, peluquerías turcas, bares para fumar shisha y supermercados con productos árabes. Lo más exótico que pude ver fue un tradicional «fish and chips», que con sus cocineros británicos de delantal rojo y gorrita al tono, parece sacado completamente de otro mundo.

En el «Curry Mile» la mayoría de los comensales pertenece a la india y a los diferentes países árabes. Por eso, los hombres visten de túnica, galabiyas y turbantes, mientras que a las mujeres llevan velos en diferentes colores y estilos, algunos que ocultan casi todo el rostro. El idioma oficial de esas cuadras es el árabe y sorprende ver cómo se mantiene a través de las generaciones (muchas veces se hace difícil saber si los árabes que pasean por allí son de primera, segunda o tercera generación en el país, ya que casi no han modificado sus vestimentas o sus costumbres).

Probando comida árabe
En estos trescientos metros de restaurantes, es tanta la oferta que se hace difícil elegir algo. «Cocina afgana», «cocina turca», «cocina mediterránea», «chicken shawarma» y «cocina hindú» son los carteles más frecuentes. Sin embargo, cuando la mayoría de los platos resulta desconocido, todo es extrañamente parecido y no queda demasiado tiempo, uno se decanta yendo a lo que parece más familiar o a lo que «está lleno», por ser esto último una especie de garantía de calidad (aunque realmente, la mayoría de los locales está siempre lleno).
El primer restaurante elegido fue de cocina mediterránea (norte de África), ya que además de no tener fama de picante, los ingredientes principales -aceite de oliva, garbanzos y tomate- son familiares. Una de las opciones más económicas era el falafel (croquetas de garbanzos o habas fritas), que venía acompañado con hummus, ensalada de pepino, tomate y lechuga, pan árabe y un ají verde que ni siquiera intenté probar.

El segundo día fuimos a un restaurante afgano y el elegido fue el Kubideh Kebab (hay diferentes maneras de escribirlo), que también venía acompañado por su ensalada, su pan y sus salsas (la salsa roja era demasiado picante, mejor obviarla).


El tercer día, andaba sin tiempo y como quería ir a lo seguro, volví al restaurante mediterráneo y elegí el pollo shawarma: muy rico también y bastante llenador.


Quiero aclarar que también fuimos al «Fish and Chips» y le dimos la calificación «Excelente». Lamentablemente no probamos el «tiburón» que se ofrecía en el menú como «sólo para valientes».
Y para el postre…
Si quedan ganas para algo dulce, las opciones son varias. Se puede ir a una cafetería turca, a una heladería (hay varias que mezclan helados con postres árabes) o si no, directamente, a una dulcería de especialidades árabes (me quedó pendiente, será la próxima).

Los precios de la «Curry Mile»
La «Curry Mile» es una opción económica, dentro de lo que son los precios en Inglaterra. Los platos se pueden conseguir a partir de 3,50 libras, hay kebabs por 3.00 libras y el promedio de los platos ronda las 6 libras (por 5 libras se pueden comer platos muy completos, casi todo viene con su ensalada y con su pan).
Las bebidas también son económicas. Las latas de gaseosa están entre 60 y 70 centavos de libra, aunque lo más tradicional para acompañar estas comidas suele ser el té de menta y otras infusiones, que cuestan entre 1 y 1.50 libras.
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