Hoteles baratos en China: guía práctica y consejos para encontrarlos

Hoteles baratos en China ¿Por qué se puede complicar encontrar uno?

El título de esta nota podría ser «consejos para buscar hoteles baratos en China», o bien «encuentre el mejor hotel económico en China». A priori, el planteo parecería algo inútil, ya que encontrar hotel -o en su defecto un hostel- es una de las cosas más fáciles del mundo. En este sentido, no estoy hablando de couchsurfing o de otros tipos de alojamientos más alternativos, ni tampoco me refiero a conseguir algún tipo de canje «tu alojamiento por la publicidad en mi blog», hablo nomás de ir a un hotelucho cualquiera, lo más barato que sea, para reponer fuerzas y continuar al día siguiente.

Planteado el problema, la solución podría parecer fácil: encuentre un cartel de hotel, párese delante del conserje y dibuje una cama si no se puede comunicar en la lengua meta. Sin embargo… en China puede suceder que que uno vaya a un hotel, se pare delante del conserje, le diga (en perfecto chino, perfecto inglés, o en el idioma que se le antoje) que quiere una habitación y ahí mismo se de cuenta de que no es tan fácil… de que algo raro está sucediendo…

Nota: Si Usted llegó a la página buscando consejos para encontrar hoteles baratos en China, y no tiene tiempo para leer, vaya directamente al último apartado, donde todo está resumido. Si tiene tiempo, lea mis historias sobre hoteles en China, porque pueden ser interesantes para entender el camino que me llevó a redactar los consejos. Si de paso, me puede dejar un comentario y hacer de cuenta que a este blog lo lee mucha gente, mejor todavía. Si estos comentarios le sirven de algo durante su estadía en China, tenga a bien recomendar el blog a un amigo, y si no le sirven para nada, recomiende el blog a su enemigo, pero por favor, no deje de recomendar.

Hotel de tres estrellas en la ciudad de Shenzhen, en «Hoteles baratos en China, guía práctica y consejos para encontrarlos».

Primera experiencia: conociendo los hoteles baratos en China

Había viajado a Nanjing con una amiga argentina y pensábamos quedarnos una noche para conocer la ciudad. Por suerte, dos amigas chinas nos habían acompañado en el viaje en colectivo. Antes de separarnos, las chicas (que iban allí para  visitar a sus familiares) nos acompañaron a un hotel barato -medio de cuarta como quien dice- ubicado cerca de la estación.Al principio, cuando nos íbamos a registrar, no había ningún problema. Sin embargo, cuando la recepcionista nos iba a anotar, abrió los ojos, nos miró fijo y nos dijo en chino que tenía que llamar al gerente. El hombre apareció de la nada en cinco minutos, miró nuestros pasaportes, habló unas palabras en chino y dijo que se tenía que ir a investigar (¿Orden de captura en puerta? ¿Qué pasa acá?). A los diez minutos, volvió y muy amablemente nos dijo que no podía admitirnos en ese hotel…..

Segunda experiencia en la búsqueda de hoteles baratos en China

Esta vez fue en la ciudad de Jinan, capital de la provincia de Shandong. Tenía la dirección y el teléfono de dos hosteles, pero no me había podido comunicar con ninguno antes de salir (teléfono ocupado, tono raro, se cortaba). Cuando llegué, intenté llamar nuevamente y tuve la suerte de que alguien me atendió. La persona estaba muy contenta de que la llamara un extranjero y se puso a practicar inglés conmigo. Me dijo que el hostel había cerrado hacía unos cuatro años que que allí funcionaba una oficina. Bueno, me quedaba la otra opción. Nadie me constestaba, pero como ya era experta en vaivenes de calles chinas, había impreso un mapa con la dirección exacta. Me tomé un taxi que me dejó en la calle y «más o menos» en el número acordado.  Cuando llegué, me di cuenta de que el número de puerta no existía y de que tampoco había ningún hostel,  hotel u hotelito. Busqué, caminé por toda la calle, di vueltas y vueltas (en algunos lugares las numeraciones no están planteadas de manera lineal, sino que dan la vuelta de la manzana), pero no había nada. Me metí en el patio de unos departamentos, para ver si tenía suerte, pero nada, nada, nada. Me fui a la vereda de enfrente, pero allí la calle tenía otro nombre  y otra numeración (si, así es, no estoy loca, lo juro, se llamaba distinto!).

Empecé a preguntarles a los peatones, pero nadie sabía nada. Cuando ya no se me ocurría que más hacer, pasó un chico chino con la camiseta de Brasil y decidí encararlo. Le dije que me encantaba su camiseta y que yo era de Argentina.  El chico resultó  muy simpático, así que traté de  explicarle mi problema en mandarín: le mostré el mapa, le dije que supuestamente había un hostel en esa cuadra, pero el número era «5» y allí había de todo («2,3,4,6,8»), excepto «5». El chico señaló para un costado y me dijo que unos doscientos metros más adelante, la calle cambiaba de nombre (en realidad se llamaba igual pero en lugar de ser «calle X este» era «calle X oeste»). Aliviada y con algo de esperanza, decidí caminar. Cuando llegué al «lado este», vi que estábamos a la altura «90» y, teniendo en cuenta como se manejan   las alturas en China (en realidad se manejan de cualquier manera, me guíe por el manejo de las alturas en esa calle de esa ciudad particular) calculé que tenía que caminar unas siete cuadras.

Claro que se sumaban varias cosas: hacía  27 grados, yo había ido por trabajo, estaba cansada del viaje en tren y quería aprovechar el día libre. No estaba para seguir andando, así que justo, a la altura 90, había dos hoteles grandes (de esos tipo cadena). Decidí hospedarme en uno de esos (por un día podría gastar algo más) y después podía buscar el dichoso hostel.

Fui al primero y  me atendío una chica. Le dije que quería una habitación, me sonrió nerviosa y me hizo el gesto de «no» con la cabeza.  Insistí y su gesto de respuesta fue «nonononononono». ¿Qué pasa?, nonononnonoonono, pero bueno diga algo, nononononononono, pero el precio aunque sea, nonononono. No había palabras ni habitación para mí, siquiera un gesto de piedad, sólo me regalaron unos  «noes» con  cabeza.  Algo similar me pasó en el hotel de al lado. Esta vez había dos chicas que se miraron entre ellas, se rieron, y me dijeron que no con la cabeza. Les supliqué, les rogué, y hasta llegué a implorarles por una respuesta pero cada vez se reían más de la extranjera payasesca. La respuesta era no y hasta había como algo de su lenguaje corporal que decía «salí de aquí».

Bueno, no, no y no. No hay hotel. Me quedaba el hostel de internet, pero como no tenía ganas de caminar (con todo el trote, ya había pasado más de tres horas buscando un hotel y se estaba haciendo mediodía), decidí tomar un taxi. El conductor hizo seis o siete cuadras (ja, ¡le había calculado bien la distancia!, las numeraciones alguna lógica tienen) y por fin llegó al dichoso número cinco!!!.

El taxista se puso contento cuando vio que el número estaba escrito bien grande en el portón de entrada. «El cinco es acá, el cinco es acá», me dijo, mientras señalaba el número con el dedo. Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, el número cinco existía,   era un edificio de más o menos media cuadra…. que pertenecía a una empresa constructora. Ah bueno. Le dije al taxista que me habían dado esa dirección, pero que no correspondía a una empresa, sino a un hotel. El hombre me respondió que había un hotel y que estaba derecho un poco más allá. Aliviada, le dije que fuéramos. Ay, ya casi llegamos, pensé, es sólo un poco más, voy a poder aprovechar de mi día libre, conocer la ciudad y me voy a dar una ducha porque no soporto más este calor sofocante.

Y el taxista tenía razón, unos quinientos metros más adelante había un hotel: el super SHERATON de veinte pisos y treinta estrellas. Fuera de presupuesto, por supuesto (había hecho toda la movida de buscar un hostel para ahorrar y mirá lo que vengo a encontrar)….

Tercera experiencia: ya con algo de experiencia…

Esta vez una amiga de Estados Unidos, por intermedio de un conocido chino, había contratado un tour para conocer la Montaña Amarilla. Éramos en total seis personas y todo fue muy bien hasta que llegamos al hotel. Era un hotel familiar, de dos estrellas, con decoracíon bastante tradicional. El conserje nos anotó, pero después pareció arrepentirse y  nos dijo que teníamos que esperar. Llamó al gerente y el gerente habló con nosotros y dijo que tenía que llamar a la policía. Después de llamar, mirar su computaora, volver a llamar, nos dijo, amablemente que no podíamos ingresar a su hotel….

 

¿Pero que sucede en las puertas de los hoteles baratos en China?
Pero… ¿Por qué tantos problemas para ingresar a los hoteles baratos en China? ¿Por qué te miran con miedo, te hacen alguna señal para que te vayas o directamente llaman a la policía? ¿Por qué vienen los gerentes?.
Lo que sucede es que en China,  muchos hoteles -atrevería a decir más del cincuenta por ciento-, no admiten extranjeros. Así de fácil y simple es la cosa. Para poder recibir extranjeros, los hoteles deben contar un sistema informático que los conecte con la policía y para obtenerlo, tienen que pagar mucha plata y además ser inspeccionados por Sanidad. Por ello, en la mayoría de las ciudades los hoteles de dos, e incluso tres estrellas, no hospedan extranjeros. En ciudades como Beijing, Shanghai o Shenzhen (puerta de entrada a China por Hong Kong), hay más demanda, por lo que resulta más fácil conseguir hoteles baratos.

La otra opción son los hosteles que, en general, aceptan extranjeros. El problema, nuevamente, es que en las ciudades «no turísticas» muchas veces no hay ninguno…

¿Y qué pasó después?

Más arriba conté tres historias pero todavía no comenté como hice para resolverlas. Aquí van los desenlaces:

La primera historia se resolvió fácil. Estábamos con dos amigas chinas y una de ellas tenía a su primo viviendo en Nanjing (el chico las iba a buscar y nosotras íbamos a seguir por nuestra cuenta). Cuando llegó, las chicas le explicaron nuestra situación, y en su celular  buscó la dirección de un hostel barato donde aceptaban extranjeros.

El hostel nos cobró cuarenta yuanes por noche, pero resultó ser medio feo. La entrada era muy linda y muy «cool» (colores, libros, artesanías) pero las piezas y los baños eran un desastre. Las habitaciones eran galpones de cemento con doce camas (lo bueno era que los colchones estaban cómodos). Los baños eran recontramugrientos (los más sucios y mugrientos de todos los hosteles de china donde alguna vez me he alojado).

La segunda historia… bueno, los hosteles donde me iba a hospedar no existían, los hoteles que había visto no hospedaban extranjeros y  me encontraba en un taxi, frente al Sheraton. Dado que no pensaba ni tenía plata para pagar lo que costara la habitación, saqué mi último as de la manga: los del congreso me habían pasado la dirección de un hotel, donde yo no pensaba ir para ahorrar plata.

Y bueno, ya fue pensé, total no puedo perder  un día más buscando. Así que le pasé la dirección al taxista y el hombre me dijo que eso era lejos. Le respondí que no importaba (quería llegar y no perder más tiempo). Ahí dio vuelta la cara, me miró y me dijo que me iba a costar caro porque el lugar estaba en las afueras de la ciudad (tengo que destacar la honestidad del conductor, me podría haber llevado y cobrado lo que quería, aprovechando que era extranjera, y estaba perdida. Y esto me pasó con muchos taxis en China, en las ciudades más turísticas pueden cobrar  de más, pero en la mayoría de los lugares no hay problemas). Le dije que yo venía por trabajo, que quería un hotel barato, que el hotel no existía, que no iba a pagar el Sheraton y que de todas maneras tenía que ir  a esa dirección por trabajo.

Arreglamos el precio (los del hotel tenían tarifas de precios para taxis y pude verificar que lo que cobró fue «justo») y nos fuimos para el otro lado del pueblo. Y tenía razón el hombre, porque debe haber recorrido unos veinte kilómetros por autopista antes de dejarme en el destino indicado. El hotel debía ser de unas cuatro estrellas, pero me presenté como asistente al congreso y me dieron el descuento (al principio me dijeron que los descuentos no comenzaban ese día, sino al día siguiente y ahí no sé que cuento metí), la cuestión es que dije que me iba a quedar tres noches y lo conseguí. Listo, tres días en hotel cuatro estrellas, a precio módico. Me salió algo más de lo pensado, pero lo disfruté. Luego, para mi alivio, me enteré de que no había ningún hostel en Jinan (ya a esa altura me sentía demasiado torpe) y que lo que podía conseguir iba a rondar más o menos el precio del hotel con descuento, con la ventaja de que no tendría que hacer el viaje (una hora en colectivo desde el centro de la ciudad) para asistir al congreso. Bien, pero lo que me ahorré de Sheraton, lo gasté en taxis…

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Hotel de cuatro estrellas en las afueras de Jinan (el edificio rojo de la izquierda), en «Hoteles baratos en China, guía práctica y consejos para encontrarlos»

 

La tercera historia nos tenía como convictos en un sillón a cuatro extranjeros y dos chinos. Nos dijeron que teníamos que esperar, así que dejamos las valijas y nos fuimos a pasear por el pueblo, más o menos media hora, hasta que se largó a llover. Cuando volvimos, esperamos un poco más, pero tuvimos suerte y nos dieron las llaves de las habitaciones. Sin embargo, apenas entramos y acomodamos los bolsos, el conserje volvió y nos dijo que teníamos que salir, que no nos aceptaban.

A todo esto, mi amiga estaba tratando de contactarse con el que nos había vendido el tour, para ver si nos podía dar alguna solución y resultó que el tipo estaba de fiesta y medio borracho (claro que era un sábado a la nochecita). Sin embargo, a pesar de todo, logró mover sus contactos y nos consiguió un hotel de cuatro estrellas al módico precio de 150 yuanes por persona en base doble (el inicial, de dos estrellas, nos salía 33 por persona en base triple, que es algo muy-muy barato, era precio de amigos por conexión con agencia turística). Así que bueno, hotel de lujo y barato por una noche, a disfrutarlo.

 

Consejos para buscar hoteles baratos en China

Si ya te leiste todo esto, o si te lo salteaste, leé estos consejos para buscar hoteles baratos en China, pero después volvé a las historias, porque están divertidas:
  • En China, hay hoteles que no admiten extranjeros, porque necesitan un sistema informático que los conecte con la policía y eso sale caro (y además reciben inspecciones del estado). Por eso, muchos hospedajes de tres estrellas o menos deciden directamente no categorizarse, ya que si son de una ciudad donde no hay muchos extranjeros, no les vale la pena el costo. En centros urbanos como Beijing, Shanghai o Shenzhen, hay mucha disponibilidad de hoteles de dos estrellas que aceptan extranjeros (lo de las estrellas es relativo, ya que las categorizaciones suelen ser diferentes y muchas veces no hay ninguna indicación en los hoteles). Si el hotel es de cuatro estrellas o más, es seguro que van a aceptar extranjeros.
  • Si vas a ir a un hostel, no hay tanto problema porque generalmente reciben extranjeros. En ese caso, recomiendo los de «cadenas» (las cadenas no me pagan por escribir esto, así que no las voy a mencionar, pero me refiero a las dos más famosas HI y BP, graciás Laura por el dato!). Esto se debe a que «las cadenas» exigen un mínimo estándar de limpieza y algo de inglés a los recepcionistas (estuve en hoteles donde los trabajadores no hablaban palabra de inglés, pero siempre ponen buena voluntad para comunicarse).
  • Un hotel que da resultado suele ser el «Motel 168» (este tampoco me paga, pero cuando este blog sea famoso me van a pagar millones). Es una cadena de hoteles baratos en China que está presente en muchísimas ciudades y generalmente acepta extranjeros (alguien me dijo que en algunas ciudades no lo hacen, pero no puedo confirmar esta información). Son cómodos, limpios y tienen varias categorías de habitación. La más barata es conveniente si  viajan dos personas (más o menos es 170 yuanes, dos personas pagarían una habitación privada al mismo precio que un «hostel medio caro»). Si una persona viaja sola y no quiere compartir un hostel, es una de las opciones más económicas. Otra cadena de este tipo es BedInn (creo que alguna está asociada al motel 168), pero en este hotel me rechazaron en Jinan por extranjera (o queda la hipótesis de que haya estado completamente lleno, porque la chica me miraba, se reía, yo le hablaba, me miraba y me decía que no con la cabeza, y yo le preguntaba que si era extranjera y me volvía a mirar y negar con la cabeza, como que le daba vergüenza y yo le daba miedo). En estos hoteles, los recepcionistas no suelen hablar nada de inglés (esto me pasó hasta en Shanghai).
  • Usar los buscadores de hoteles (el que empieza con AG, otro que no me pagan para mencionarlo, pero ya lo harán). Generalmente, los hoteles que salen ahí aceptan extranjeros y se pueden conseguir ofertas muy buenas, sobre todo en ciudades como Beijing, Shanghai o Shenzhen. A veces se puede encontrar algo al mismo precio que el Motel 168 (pero de más categoría). Este es un buen recurso en las ciudades más grandes, ya que un grupo de dos o tres personas puede conseguir  algo más confortable que un hostel, aunque sea por una noche (por ejemplo, para aprovechar a descansar bien si llegó en un vuelo de muchas horas).
  • El precio de una noche de hostel en dormitorio compartido (entre 6 y 12 personas) puede variar entre 40 y 90 yuanes según calidad, ubicación y ciudad (una amiga consiguió 30 en un sitio de reservas, pero no es lo más común). Generalmente, lo que hay que pagar es 50. Muchas veces, el hostel o «la cadena» suele tener una tarjetita con descuentos especiales. Si vas a un hostel, cualquiera sea, preguntá por ella, y en varias noches te podés ahorrar unas cuantas comidas.
  • «El arreglo»: en un hotel donde no aceptan extranjeros… ¿Se puede pedir una gauchadita y entrar, aunque sea por una noche?. La pregunta es controvertida, a mí nunca me dejaron arreglar nada, pero tengo dos amigos que si lo hicieron. La experiencia de ambos -que tienen un buen dominio del mandarín-  fue en pueblos pequeños, por una noche y medio  a escondidas. El problema aquí es que está la policía de por medio y le tienen mucho miedo (digamos que te pueden vender la réplica de un Audi trucho, porque el manejo de las patentes y los derechos de autor es diferente que en otros países, pero no te van a dejar entrar a un hotel de dos estrellas). En teoría, tendría que ser posible, pero el hotel tiene que llamar a la policía y el huésped tendría que ir a registrarse a la comisaria y es evidente que quieren evitar a la policía a toda costa. Por otra parte, los extranjeros son muy evidentes y suelen despertar rumores enseguida.
  • En China, muchas universidades suelen tener hoteles en sus campus. Suelen ser caros (de tres estrellas en adelante), pero admiten extranjeros.
  • Una buena opción para encontrar hoteles baratos en China, que casi nunca falla, es ponerse a hablar con los extranjeros que se cruzan en el camino. Vivir lejos de casa y saberse sólo muchas veces crea lazos de solidaridad, y por eso mucha gente va a estar dispuesta a ayudarte. Durante nuestro viaje a Yangshuo, conocimos a un belga que nos recomendó un hotel que nos hizo precio de amigos (pagamos casi como un hostel una habitación privada muy cómoda) y en Shanghai, conocimos a dos americanos que nos dieron el dato de AG para reservar un hotel, más barato y de mejor calidad que el motel 168, a sólo una cuadra. Además, viajando podés encontrar expatriados que tienen muy claros los tejes y manejes del país. Si bien nunca la utilicé, se dice que la red de couchsurfing funciona muy bien allá.
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Lamparitas. Hotel de dos/tres estrellas en Yangshuo, en «Hoteles baratos en China, guía práctica y consejos para encontrarlos»
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